«Para quién escriben quienes escriben» por Edgar Khonde

Hace una semana asistí al Teatro El Milagro a ver la obra de Carlos Iván Córdova, llamada Conveniencia, presentada bajo el formato de lectura dramatizada. Me llevé una buena impresión, salí satisfecho. Una obra anterior del mismo autor me había decepcionado: Mujeres sin cuello, presentada en el Centro Cultural Helénico también bajo el formato de lectura dramatizada y por la cual Carlos fue distinguido en 2013 con el Premio Nacional de Dramaturgia. 

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 Asistimos alrededor de 50 teatroespectadores. Al término de la obra se ofreció un coctel. En una barra, mojito en mano, Ita y yo charlábamos sobre lo que acabábamos de presenciar, llevábamos la sonrisa puesta y estábamos animados. Sesgadamente escuché a Carlos, había escrito y montado la obra en apenas dos semanas y los actores habían ensayado dos días antes. Ignoro los procesos y mecanismos del teatro, cómo se desarrolla una obra desde su concepción hasta su puesta en escena. No sé si dos semanas son suficientes. Entendí que esa premura del autor, o su casi improvisación, se debía a que la verdadera obra en la que estaba trabajando tenía como objetivo un premio teatral.

¿Cuál es la audiencia de los premios de teatro? Cuántos espectadores acuden a ver una puesta que ha sido galardonada por las instituciones culturales. Supongo que existen cifras oficiales sobre el tema.

En 2013, el Premio Nacional de Cuento Breve Julio Torri fue otorgado a Mario Sánchez Carbajal, por su libro La línea de las metamorfosis. El Fondo Editorial Tierra Adentro acogerá la publicación del volumen; y me imagino que la institución será la encargada de su distribución. En breve podremos encontrar el libro de Mario en las librerías Educal y las del FCE (al menos eso espero).

También en 2013 Luis Paniagua ganó el premio Literal de Poesía, que concede Literal Magazine, por su poemario Maverick 71.

El Julio Torri y el Literal, solo admiten obras inéditas; el Nacional de Dramaturgia procede de la misma forma. Asistí a Educal preguntando por el libro de Mario y no obtuve información, todavía no había registro en su sistema. Tal vez, tarde medio año o un año en llegar a los anaqueles de la librería. Dudo mucho que Gandhi o El Sótano pongan los libros de Mario y Luis a la venta. Posiblemente La líneas de las metamorfosis y Maverick 71 permanezcan vírgenes hasta el fin de la historia. 

Escribir teatroJavier Raya autor de Ordalia y El libro de Pixie puso en línea su colección de poemas Los miembros fantasmas. En los primeros dos días obtuvo mil descargas, a esta fecha y a ese ritmo no quiero ni imaginarme la cantidad descomunal de gente que ha leído su libro. Es posible que Los miembros fantasmas, sea uno de los libros más leídos en los últimos seis meses.

El mismo Estado que procura mantener un aparato para que los escritores, intelectuales y artistas puedan generar obra apoyados por un sistema de becas y premios, dádivas que quizás comprometen la palabra, es el mismo sistema que extermina la disidencia y que subasta los recursos de la nación. El Estado es el policía malo y el policía bueno. Las instituciones que premiaron a Luis, Carlos y Mario, son el obstáculo más grande para que su obra sea leída y conocida. ¿Para quién escriben los que escriben? ¿Para someter su obra a los ojos de un lector profesional y posiblemente ganarse un premio? Eduardo Ribé tuvo que ir a sacar de las bodegas del Instituto Coahuilense de Cultura su novela Ruta Querreque, porque el Instituto no tenía manera de distribuirlo, este organismo es el mismo que concede el Premio Julio Torri.

Aunque Literal Magazine no es una institución del Estado, es posible que proceda bajo los mismos mecanismos; sus recursos, al menos para sus convocatorias de 2013, tenían origen estatal.

Los escritores acceden a los premios y becas porque es una manera de hacerse de recursos. Y si esta posibilidad existe, es latente, real y factible, provoca que se genere un espacio donde solo existen escritores que escriben para ganar premios, y escritores que escriben para rellenar formatos y ser becados.

lecturaEl escritor con obra pero sin lectores: Mario Sánchez, Luis Paniagua, Eduardo Ribé, y posiblemente Carlos Iván, cumplen con esa figura estimulada por el Estado, al menos con las obras mencionadas en este texto.

No pongo en duda la calidad y destreza de ninguno de ellos, a Luis lo conocí en la Facultad de Filosofía y puedo decir que era mi poeta preferido durante mi estancia en Literatura; he leído poemas de Ribé en algunas de mis presentaciones porque admiro su manejo del lenguaje coloquial; Carlos me parece un jugador de cubo rubik, o rompecabecista, ágil y veloz, un ninja de la dramaturgia. De Mario no he leído nada, y por eso busqué en Educal su libro.

La conclusión segura es que Los miembros fantasmas es el libro más leído de los aquí mencionados, o al menos es un libro que ha sido leído; y el único que no recibió apoyo institucional.

Las obras de Carlos, Luis, Mario, inéditas, posiblemente se conserven inéditas. En las librerías de viejo frecuentemente es fácil encontrarse con libros que han sido premiados en los cientos de concursos literarios, libros que nunca aparecen en las librerías convencionales, un día hasta el libro de Ribé ocupará un sitio en sus anaqueles, y solo así podremos acceder a sus palabras y oraciones.

Tal vez la diferencia entre unos y otro, es que Los miembros fantasmas fue escrito para ser leído, y por lo tanto es leído. El libro de Javier Raya, según lo que se desprende de una de las entradas de su blog, no se construyó siquiera para ser publicado, sino más bien para ser compartido, ‘incómodamente personal’ dice el autor.

Supongo que cada quien escribe para una diferente causa, incluso los que no escriben.  

Edgar Khonde

Twitter: @edgarkhonde

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