A lo largo del tiempo, particularmente a partir del Renacimiento la relación del hombre con Dios fue distinta, podría decirse que antes de esta época se consideraba que era Dios quien se relacionaba con el ser humano, pero este orden en los primeros tiempos otorgó a la humanidad el sentido de Revelación. El Dios de las tres grandes religiones es un Dios que se hace presente en la historia, particularmente porque se comunica a través de la experiencia, con la naturaleza, con los sentidos y sobre todo consigo mismo, acto que desemboca en el encuentro con el otro, pero este semejante a quien olvidamos constantemente es un reflejo de lo que somos nosotros mismos, una trinidad humana, Imagen de la Trinidad Divina donde Dios es nuestra espiritualidad/arte, El hijo encarnado nuestra sexualidad y el Espíritu Santo la Ciencia y es a partir de esta concepción trinitaria divina-humana, que pretendo desarrollar este dialogo, para el cual creo necesario explicar un poco cada concepto.
Comenzaré por definir
Arte: este término que proviene del latín ARS, y cuyo significado se dirige a la disposición, habilidad y virtud para realizar algo, ha sido concebido como un fenómeno sociocultural, en el cual la contemplación de la vida interpreta en imagen, sonidos, movimientos, etc., la sinestesia de los sentidos, otorgándole otro sentido a la realidad o experiencia, a través del arte la conexión con el exterior se vuelve interior y enriquece el sentido del ser humano. Ante esto Juan Pablo II en su carta a los artistas, nos nombra como co-creadores de Dios, enalteciendo la capacidad o don de poder escuchar, ver, palpar, saborear, oler lo que la cotidianidad nos roba de la naturaleza y de nuestro propio interior provocando que pase desapercibida.
CIENCIA: del latín scientia, que significa conocimiento, se refiere al conocimiento estructurado, el cual se obtiene a través de la observación, el razonamiento y la experimentación, llevándonos a reflexionar y crear hipótesis desarrollando un sistema, ahora llamado método científico (meta-hacia- a lo largo- odos – camino y scientia, conocimiento), para la ciencia todo acto debe de ser objetivo y observable.
EROTISMO – del griego eros – e ismo – acción, el cual se designa como amor apasionado, deseo sexual, sensualidad, pero también como un lenguaje.
LENGUAJE – se dice que es un sistema de comunicación estructurado, el cual puede darse a través de signos, sonidos, palabras, imágenes, gestos, pero este lenguaje se divide en lenguaje humano, animal, divino, natural, corporal, sexual, instintivo, sensitivo, musical, numerológico, científico, teológico, filosófico, etc.
POSMODERNIDAD – nacida en el siglo XX hasta nuestros días, es un concepto social que trata de dar significado a una postura social que sobrepasó la cultura de los ismos, es decir la modernidad, que dio pie al progreso, a la comunicación y a la razón, surgidos de la necesidad de rescatar al ser humano del fracaso producido por el Oscurantismo.
DIALOGO – forma en la cual se comunica una persona con otra de manera escrita u oral para compartir información, vida, experiencias, etc.
DIOS – ¿cómo definir a Dios?, la real Academia española dice que Dios es un concepto teológico, filosófico y antropológico que da significado a una esencia superior o creadora la cual puede definirse como naturaleza, idea, poder superior o según lo dicho por el ateísmo una manera de esclavitud.
Y bien, después de definir brevemente cada palabra con la cual llame el nombre de esta conferencia profundizaré en el por qué y la causa que dio pie.
A lo largo de mis diez años de investigación teológica y bíblica me he enfrentando a un mundo que desprecia a Dios a través de la religión y de una religión que desprecia al ser humano al sojuzgar su erotismo.
Mi vida desarrollada en un ambiente artístico, erótico y religioso me ha llevado a palpar de manera directa estos ambientes quedando en una posición mediática donde parece que Dios no entra en la intelectualidad y en la sexualidad y por ende ninguna de estas puede nombrar el nombre de Dios ya que llevaría a la ignorancia, estos criterios destruyen completamente el diálogo, por consecuencia, si no existe un dialogo se vive en un constante soliloquio que lleva a la soledad y a la indiferencia, ya no a la reflexión la cual ayudaría al crecimiento del pueblo creyente y a la evolución del pueblo ateo. Actualmente estamos en una posición agnóstica que nos convierte en “indiferentes”, es esta indiferencia la que nos lleva al utilitarismo, individualismo y a callar, no a guardar Silencio, porque si guardáramos silencio contemplaríamos, y veríamos los errores propios y del otro como una caída y no como un pecado.
En esta época la palabra ha sido abolida por el grito, el arte por lo abstracto, el erotismo por la genitalidad y el pecado, la ciencia por la soberbia de la intelectualidad, nos hemos puesto sobrenombres sociales que nos hacen “Doctores, Maestros, Licenciados, estudiantes, obreros, vagabundos, ignorantes, fresas, nacos, artistas, gays, etc., y hemos destruido el nombre de Dios al clasificarnos, budistas, católicos, luteranos, anglicanos, judíos, krisnas, musulmanes“, así, nos hemos encerrado en conceptos abstractos y hemos encerrado bajo pena de muerte el vocablo “Humanos”, y al olvidar esta palabra el dialogo es irreconocible, porque nuestro lenguaje enjuicia y clasifica. Hemos olvidado que en nuestra Imagen y Semejanza tenemos el don de la diferencia porque, ¿quién es más sabio, “Aquél que tiene un doctorado en Harvard, en la Gregoriana, en Lovaina” o el campesino que escucha la tierra, que huele la lluvia y que bendice al sol al alejar la neblina”?, la respuesta es ambos, porque ambos han encontrado en su día a día la ciencia, a través del arte y el erotismo de reconocerse día a día.
En este presente consecuencia del pasado los errores que hemos tenido como Iglesia y Estado se desbordan en los pasos de la juventud, la cual crece anhelando desapartarse de ambos puntos, los jóvenes de ahora se sienten traicionados, abandonados, creen que su libertad ha y es manipulada por leyes y dogmas injustos, si injustos porque son tan manipulables que se convierten en convenientes para quien las dicta y sentencia, pero para quien las escucha y recibe.
El joven de hoy ya no se siente protegido, al contrario, se siente en el centro de los bordes, donde si gira a la derecha encontrara a un Estado despreocupado de sus necesidades y enfrascado en sus intereses y sumergidos en una ambición desmensurable, invadida de poder, de intereses y que lo considera como un instrumento de trabajo el cual será desechable en cualquier momento, por otra parte, si gira a su izquierda, observa a una Iglesia y a infinidad de religiones que pelean entre ellas prodigando dogmas y verdades absolutas que no dan respuesta sino que simplemente separan, juzgan, castigan y deciden quien puede recibir a Dios o no, estas posturas hacen que el joven de hoy se busque a sí mismo o qué busque respuestas en la Ciencia, el Arte y en su Erotismo, que se una en grupos o tribus urbanas en las cuales se reúnen a determinada hora, para platicar, bailar, unirse, protegerse, convirtiendo esta convivencia en una asamblea que une, lo que debería de hacer la Asamblea Eucarística.
El joven de hoy no odia y renuncia a Dios, simplemente lo desconoce, porque no lo ve en ningún lado, porque quienes lo nombramos no actuamos como lo hicieron Buda, Krisna, Cristo, Mahoma, porque quienes nos representan niegan cada asesinato y apoyan al gobierno cerrando las puertas de la casa de Dios a los dolientes, porque observa como las palabras sagradas han sido transfiguradas y manipuladas a favor de cada quien y no en beneficio de una comunidad. El joven de hoy quiere pertenecer, anhela ser alguien con el otro, pero parece que los dos grandes estados lo alejan de ello, de ahí la separación, el rechazo. El joven de hoy se siente protegido ya no por Dios y la justicia legal, sino por el arte, se siente protegido por la música, comprendido en sus sentimientos a través de una canción que habla del amor, del desamor, del abandono, siente que vibra al escuchar, al bailar se divierte, la música lo acerca así mismo al otro a su cuerpo, lo libera, lo reúne; la pintura lo hace reflexionar, sentir, pensar, descifra su sentir, la danza lo posesiona de su cuerpo y lo conecta con su espíritu, lo hace saberse único, fuerte, la literatura lo lleva a otros mundos, a conocer, a ser critico, a pensar y la arquitectura lo invita a saber que puede construir y que lo construido por otros le otorgan protección, actos que anteriormente daba y ofrecía el Estado y la Religión.
Por otro lado está la ciencia, la cual abre sus puertas y trata de ofrecer verdades, esperanzas, respuestas, se acobija con la realidad que vive el adolescente, el joven, se vislumbra más allá de posesionarse en dogmas, en doctrinas, al contrario de esto, la ciencia abre puertas donde el joven se siente protegido porque hay una parte del mundo que se preocupa por el ADN, por la genética, por salvar vidas, por la depresión, por su daños emocionales, por un mundo que esta siendo destruido, que intenta averiguar los misterios del universo más allá de ponerle un nombre divino, el joven a través de la ciencia se siente abrazado por una parte de la sociedad que respeta sus preferencias sexuales, que les da un sentido, un origen, no un pecado, la ciencia percibe sus daños alimenticios y adicciones como trastornos emocionales que se arreglan socialmente y no como un acto de libertinaje.
Y en la punta esta el erotismo, este bello acto de reconocerse un todo, un ser completo de sentirse sin culpa, de gozar de su cuerpo y saber que hay algo en su interior que lo hace sentir vivir más allá de razonar. El erotismo, ha devuelto al adolescente la mirada a sí mismo, a la belleza de su interior, le descubre en su interior para poder exteriorizarlo. Es claro que existen muchos cosas dañinas que se han derivado de la mala interpretación del erotismo, pero esta falta de conexión con el cuerpo y de pensamiento pecaminoso ha sido impuesto por el Estado y la Iglesia, así para el primero el cuerpo es un objeto que sirve para obtener lo que se quiere y para la Iglesia el cuerpo ha sido lo que separa y destruye la relación con Dios, olvidando que nuestro cuerpo es el Templo donde habita nuestra alma y Dios, por ello todo es sagrado, cada parte y particularmente nuestra sexualidad, porque es a partir de ella que continuamos la Creación como anuncia el Tanaj judío, el Nuevo Testamento a partir de la Encarnación y como promueve el Corán en el Sura An-Najm o de la Estrella, Él crea de una gota cuando es eyaculada.
Somos mitad sexualidad, mitad espíritu, nos dijo Benedicto XVI en su encíclica Dios es amor, no podemos ser cien por ciento uno o el otro, somos mitad y mitad.
Nuestro cuerpo es un Templo, no una Cárcel, vernos como un Templo nos vuelve sagrados, vernos como una cárcel nos hace culpables de sentir. El erotismo diario nos regresa a lo sagrado, nos hace comprender la salvación a partir de nosotros mismos, nos invita a reencontrarnos con nuestro interior y nos grita a través de nuestras sensaciones, razón e instintos lo sagrado que llevamos dentro. La juventud de hoy en día ve en su cuerpo, en su sexualidad, en su erotismo lo que lo enlaza con el otro, lo que lo hace semejante, por eso decide abandonar la religión antes de dejar de sentirse, apreciarse y sobre todo elije su esencia antes que aceptar dogmas y doctrinas que no entiende.
El joven de hoy, es un ser sexual – espiritual que busca y que en muchas ocasiones obtiene respuestas de lugares equivocados, pero muestra ese gran interés de no ser juzgado sino guiado.
Aquí entra la falta de lenguaje que hemos tenido como Iglesia y como Estado, porque juzgamos a la juventud antes de escucharla, porque proclamamos el Shema de Dios, sin haber aprendido a escuchar a quienes necesitan ser escuchados, ¿por qué ocultar la presencia tras un confesionario, por qué no enfrentar la mirada del joven, del adolescente que necesita ser visto y escuchado, en qué momento nos hemos comprado la imagen de sanadores del otro cuando no podemos responderles sus preguntas?, ¿en qué momento hemos olvidado que Jesús levantó su voz para defender al desprotegido, al abandonado, al pobre, al sometido, para enaltecer a aquella que convirtió su sexualidad en genitalidad retornándole su erotismo?, es decir su dignidad de acción como mujer, en que momento convertimos esta voz en juicio, en prejuicio, en qué momento convertimos las leyes levíticas en juicios, criticas, eliminando su sabiduría de consejo, en qué instante dejamos el Knoma, la sabiduría divina para abrazar la Sophia, sabiduría de la razón, posesionándonos de una verdad que sólo le pertenece a Dios y extraviando el sentido del Logos, de Jesucristo el cual enlaza ambos términos como punto central para una vida de encuentro y de búsqueda con Dios.
Hace un poco más de cincuenta años Juan XXIII dijo, “Ya no toca al pueblo acercarse a la Iglesia ahora toca a la Iglesia acercarse al pueblo”, frase que el Papa Francisco, repite en sus actos día a día. Nos encontramos en un punto de desencuentro entre unos y otros, esta perdida del otro ha sido provocada porque no entendemos el lenguaje de la persona que está a nuestro lado, porque nos apropiamos del significado de las palabras imponiendo nuestros conceptos y negando el sentido que encuentra el otro, esto lleva a la indiferencia, al utilitarismo y abandonamos a la juventud que comienza a forjarse un camino frente a un gobierno oligárquico que impone no escucha y contempla las necesidades, los ponemos al borde de la Tradición y costumbre de una religión que no ha querido abrirse al corazón de la juventud y escuchar sus inquietudes, estamos frente a la rapidez mediática de la Posmodernidad la cual conduce hacia placeres fáciles sin reflexión convirtiendo a la depresión y la soledad en las más grandes enfermedades, hemos como Iglesia, teólogos, maestros, usado a la juventud para escalar y sostener nuestra jerarquía, siendo parte inconsciente de los casi 900 suicidios juveniles registrados en el 2013-2014, hemos roto el diálogo que Dios hace día a día con la persona a través de la naturaleza.
El joven actual busca a Dios, por eso critica, por eso se aleja, el hecho de que infinidad de chicos niegan la fe de sus padres, cambien de religión, protesten y expongan el porque se alejan, expone de la manera más honesta su sentir y a la vez su necesidad de que esto cambie, gritan a través de su alejamiento lo que les hace falta, lo que ven de carente en un discurso que les habla de Dios pero que no actúa como lo haría Dios.
¿Por qué un Dios que me otorgó un cuerpo perfecto con una sexualidad tendría que condenarme por vivirla? no ese no es el Dios que yo quiero este conmigo, yo anhelo a un Dios que me abrace cuando todos me dan la espalda. Que me fortalezca cuando la debilidad dobla mis piernas y que me ame tanto que a pesar de todo este conmigo. Ese es el Dios que yo necesito, no un Dios que se una a todos para juzgar mis decisiones, quiero equivocarme y aprender a la levantarme, anhelo que mi caída sea un acto que me provoque tocar la tierra, no un acto que me condene y me humille.
Fueron las palabras que me dijo un niño en el tutelar de menores, un niño condenado a cinco años de cárcel porque había aceptado pagar la condena de un niño rico, por ser la única manera en que podía ayudar a sus padres a través de la mensualidad que la familia posesionada les daría. Un niño que veía como su infancia se perdería frente a la injusticia del Estado y el silencio de la Iglesia. Un niño que tiritando de frio metió los brazos en sus bolsillos y comenzó a cantar una canción de amor, a la cual se unieron sus otros compañeros, ahí estaba la música para acompañarlos, no la Iglesia, no un rezo, estaba el arte, porque el arte tiene un lenguaje que lo entiende que no lo juzga, estaba la mirada de sus compañeros que sin tocarlo lo abrazaron y lo comprendieron expandiendo su sentir en ciencia y porque sintieron su dolor a través del cuerpo, de su humanidad.
Hoy en día tenemos que aprender a dejar de ver y observar para contemplar, aprender a contemplar y escuchar el silencio de cada uno de nuestros sentidos, reconocer que ya no basta un rezo para comunicar a Dios, que no basta una Misa para encontrarnos como comunidad y que no se necesita una penitencia para reconciliar al hombre con Dios.
El arte es una voz directa con la persona, eso lo hemos sabido a lo largo de toda la historia del hombre, el arte conecta el interior de todo el ser humano, porque es honesto, porque se crea desde el corazón sin esperar nada, porque se ofrece. La ciencia nos ha devuelto el valor de la contemplación, del estudio para poder sanar al otro, para sanar al mundo, sin juicios con una perspectiva de crecimiento social sin decirlo, la ciencia en su infinitud de quehaceres ha hecho que el hombre valore el tiempo, que extienda la vida, y el erotismo nos hace reconocer nuestra dignidad, nos hace percibirnos como seres humanos perfectos con un motivo en común, amarnos los unos a los otros a partir de nuestro propio reconocimiento como personas. Y estos tres conceptos los tiene la Iglesia en su historia desde su nacimiento, es decir, el arte se ha manifestado en la poesía a través de la Sagrada Escritura, desarrollada entre cantos, himnos, elegías, proverbios, rimas, en sus Templos construidos con arquitectura precisa, simbólica protegiendo pinturas impregnadas de alma y espíritu, no hay más que ver la capilla Sixtina, la Iglesia de la Plaza de España en Roma, la Iglesia de Toledo con las pinturas del Greco, las Iglesias góticas que impregnan a creyentes y no creyentes de ese misterio divino, la música, las sinfonías, los cantos gregorianos, la Iglesia está invadida de Ciencia, de investigaciones, de reflexiones, no hay mas que conocer un poco de historia para saber cuantos proyectos ha apoyado la Iglesia, o el gran trabajo que hace la Real Pontificia de las Ciencias, y el Erotismo base fundamental del cristianismo enfatizado en su pinturas, Madonnas, imágenes de Cristo, en la descripción amorosa y de encuentro entre el amado y la amada en el Cantar de los Cantares, en la Creación, en la Encarnación.
Es significativo que estos tres lenguajes ahora proyectados por la juventud de la posmodernidad, sean los tres pilares y bases del Cristianismo para profundizar en el amor de Dios. Como Iglesia los conocemos, los hemos vivido, los hemos profundizado, pero también los hemos olvidado, hoy en este encuentro entre la necesidad del dialogo entre la juventud, la Iglesia y Dios tenemos el mismo lenguaje en nuestro silencio, sólo hay que tomarlo y dialogar, retomar el pasado para que el soliloquio del presente sea una conversación trinitaria divina y humana, donde el arte sea la palabra para hablar de Dios liberando la espiritualidad de dogmas y pecados, donde el Erotismo nos conduzca a reconocer nuestra dignidad y a valorarnos como seres humanos promoviendo la importancia de un Dios revelado en nuestra historia a partir de un Dios hecho carne, donde la reflexión y la conciencia otorgada por la ciencia se perciban como esa voz del Espíritu Santo que nos guía por el camino adecuado. Para concluir diré que el lenguaje para dialogar con Dios esta impreso en la revelación Trinitaria basada en un Dios que se revela en la historia de la humanidad no para juzgarlo ni para enseñarlo a…, sino es un Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo que se ha hecho hombre para dialogar con su creación a través de lo que crea, reflexiona y siente. El Dios de las tres grandes religiones (Judaísmo, Cristianismo e Islam) es un Dios artista porque ha creado, un Dios con ciencia porque ha progresado en su dialogo con la humanidad a través de los beneficios médicos que nos otorga la naturaleza, y es un Dios erótico que se hizo hombre para mostrarlos la belleza de nuestra dignidad y el valor de nuestra sexualidad que nos hace continuar con su más grande Creación… “La humanidad”.
Y es en este dialogo humano trinitario donde el Arte, la Ciencia y el Erotismo me acercan a mi semejante y por ende a Dios que digo: Toda, Shukran lak, es decir gracias Dios, por enseñarnos que el lenguaje de la posmodernidad no tiene religiones sino simplemente el misterio de tu nombre.
Shalom, As-Salamu ´alaykum, Paz…
Martha Leticia Martìnez de Leòn… Silencio
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